Cada vez se habla más sobre los beneficios de la musicoterapia y no es para menos. Según la Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT, 2011): “La musicoterapia es la utilización de la música y/o de sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta cualificado, con un paciente o grupo, en el proceso diseñado para facilitar y promover comunicación, relación, aprendizaje, movilización, expresión, organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, con el fin de lograr cambios y satisfacer necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas”. ¡Casi nada!
Ciertamente, gracias al uso de la música como herramienta para facilitar la comunicación y la interacción, son muchas las áreas que se pueden favorecer, beneficiando a bebés, niños, adolescentes y adultos en todas y cada una de las etapas del desarrollo.
Por ejemplo, a nivel cognitivo la música nos permite potenciar el desarrollo de los procesos cognitivos básicos (la percepción, la atención y la memoria) y de los procesos cognitivos complejos (el lenguaje pre-verbal, verbal y no verbal, el pensamiento y la inteligencia).
Con relación al área emocional, gracias a la musicoterapia podemos reforzar la autoestima, el reconocimiento y la expresión de las emociones propias y de terceros, así como la capacidad de autocontrol de las mismas. Además, la Musicoterapia ayuda a establecer, mantener y reforzar vínculos positivos y favorece la interacción, lo que a su vez motiva a compartir experiencias con terceros.
También aporta muchos beneficios en el área conductual, permitiendo trabajar la adquisición de un mayor control sobre la impulsividad y la inhibición de conductas indeseadas.
Las sesiones de musicoterapia pueden ser individuales o grupales, y es fundamental que sean llevadas a cabo por un profesional titulado. En España se trata de una titulación de postgrado (Máster). Las primeras sesiones se centran en la evaluación del usuario, ya sea un bebé, un niño, un adolescente o un adulto, observando su iniciativa, su interacción con el musicoterapeuta, sus preferencias y, en general, todos aquellos aspectos necesarios para que al cabo de las primeras sesiones el musicoterapeuta tenga los datos suficientes para elaborar un programa de intervención personalizado. En este se marcarán los objetivos a perseguir durante el curso en cada una de las áreas que se vayan a trabajar.
Es muy importante que cada plan de intervención se adapte a las características de cada persona, teniendo en cuenta la etapa de desarrollo en la que se encuentra y, en su caso, las necesidades especiales que pueda presentar.
En las sesiones de musicoterapia con bebés y niños pequeños, es preciso tener presente no solo su edad cronológica sino también cómo es su desarrollo y adaptar la intervención para que obtenga los máximos beneficios.
Los bebés con desarrollo típico se benefician en gran manera de la musicoterapia, ya que supone una forma de estimulación muy potente y a la vez muy agradable.
En los casos de bebés y niños en situación de riesgo o que presentan alguna alteración del desarrollo, además de la estimulación destacan los efectos terapéuticos de la musicoterapia, partiendo de las habilidades y puntos fuertes del niño para trabajar aquellas áreas que necesiten más refuerzo. Es muy importante el contacto frecuente con los familiares, docentes y otros terapeutas del niño, ya que está demostrado que el trabajo en equipo aporta los mayores beneficios y un mejor aprovechamiento y generalización de los hitos alcanzados y de los aprendizajes adquiridos.
Los niños mayores y adolescentes, tanto neurotípicos como con necesidades especiales, también pueden beneficiarse de los efectos positivos de la musicoterapia. En realidad, la música y su poder nos pueden acompañar también en la etapa adulta, incluyendo a las personas mayores.
Además, la musicoterapia se puede aplicar en diferentes ámbitos como el hospitalario, el clínico, el educativo, el social, y de ella se pueden beneficiar personas de todas las edades y en diferentes situaciones de su vida, mujeres embarazadas, personas en riesgo de exclusión social, personas con diversidad funcional y un largo etcétera, lo cual es una muestra de que son muchas las oportunidades que la música nos ofrece para aprovechar la gran cantidad de beneficios que nos aporta.