Por: Roberto Gutiérrez
Cuando estallo la Revolución Mexicana, a principios del siglo XX, las familias acomodadas de San Luis Potosí, se fueron a esconder a las huertas de Soledad de Graciano Sánchez, por miedo a “la bola”, muchos ahí construyeron luego sus casas y ranchos, pero implementaron al mismo tiempo el sistema casi feudal, que practicaban en la capital, el cual consistía en impedir por una cuestión de clase, el bienestar general, privilegiando la ganancia de unos cuantos sobre la mayoría, lo que sumió a la vecina población en un atraso económico, político y social.
Así las condiciones de pobreza y marginación de Soledad, a lo largo de muchos años, fueron la característica principal del municipio, por lo que fue llamado incluso el “patio trasero de la capital”, hasta el último cuarto de siglo, por incipientes cacicazgos, el predominio de giros negros, la falta de servicios públicos, como transporte digno, educación y salud y ser considerada como abastecedora de mano de obra barata para la capital, lastre histórico, que comenzó a superarse por un nuevo modelo de gobierno basado en la participación política, el cual ahora entró en stand by, por un inmovilismo natural que deja el ejercicio del poder.
Soledad de Graciano Sánchez es una ciudad llena de cicatrices, a la que le ha costado levantarse por cuestiones históricas, desde la salvaje, arremetida de Félix María Calleja, en contra de los “alzados” por los “tumultos” y los crueles castigos a los que los condenó, hasta la supeditación cartográfica que tiene con la capital, que como ya dijimos, la convirtió en “la zona de atrás” de la ciudad, administrada por políticos deshonestos, que por muchos años la hicieron presa de pillerías.
Como corolario ya en este siglo XXI, durante el gobierno de Marcelo de los Santos, Soledad permitió que la “partieran” casi por la mitad con la construcción de la vía rápida a la que fue sometida la Carretera a Rioverde, la cual mutiló la comunicación terrestre que históricamente mantuvo entre sur y norte, separando a familias completas, vecinos, negocios y el transito natural en esa zona del municipio, situación que empeoró por el alto número de víctimas de personas que ante la necesidad de transitar de un lado a otro, cruzan la fatídica Carretera, sin ninguna protección.
Ante esa realidad y la orfandad a la que autoridades de los tres niveles de gobierno, condenaron a la población de esa zona de Soledad, los ciudadanos se han convertido en una sociedad atrapada en la indolencia.
Hoy se habla del rescate de importante zona de Soledad a través del proyecto “Florida” anunciado para construir un Bulevar en la Carretera a Rioverde, así como el Parque Tangamanga III, Lo que abre nuevas esperanzas para la población de Soledad, de que por fin no solo se hará algo por ellos, sino que se recuperarán espacios que nunca debieron cerrarse, por caprichos dejando a la población en el desamparo.
Dicho proyecto humanitario para crear el bulevar, dignificará a Soledad y abrirá un nuevo futuro para su población, el cual deberá estar acompañado también de un nuevo modelo de transporte y ciclovías, como una demanda urgente y necesaria que requiere ser atendida, junto con obras sanitarias eviten inundaciones como las que afectan año con año el fraccionamiento Privadas de la Hacienda, donde casi dos mil familias quedan atrapadas, durante la época de lluvias, en un tramo de esa carretera, mal que ya tiene 20 años sin que el Interapas lo resuelva.
Este proyecto humanitario que contempla además la construcción del Parque Tangamanga III, ayudaría a resolver el problema de pandillerismo juvenil que afecta a muchachos de centenares de colonias de la zona, ofreciéndoles una nueva alternativa de recreación gratuita, de la que han estado olvidados por las mismas condiciones de clase que los han afectado durante dos siglos, el cual concentra las obras recreativas solo para la capital y sus sectores pudientes y los segrega y los deja sin atención, condenándolos a la vagancia, al subempleo y a la falta de oportunidades, pues siempre se habla de ellos, pero no con ellos.
El nuevo Bulevar que debería llamarse Plan de San Luis o Francisco I. Madero, para que sea el presidente López Obrador quien lo inaugure, debe ser esa nueva vía que los lleve a hombres, mujeres, jóvenes y niños de Soledad a un nuevo estadio, en el que ya no prevalezcan las condiciones históricas, que los sumieron en el atraso, como una necesidad de atención, a través de un proyecto humanitario, que termine con ese paradigma de que hay potosinos de primera y de segunda, solo porque unos viven en las Lomas y otros en Soledad