Muchas veces escuchamos hablar de “fracaso escolar”, es decir, cuando un estudiante no alcanza los objetivos académicos especificados para su edad. Al no alcanzar el nivel mínimo, las malas notas son frecuentes e incluso se llega a la repetición de un curso o al abandono por completo de los estudios. Según los especialistas, la clave está en el acompañamiento de los padres y de los profesores. España se encuentra en el tope de abandono escolar, alcanzando el 23% de jóvenes, según la Oficina Europea de Estadística Eurostat.
Con frecuencia nos preocupamos por hijos, sobrinos o conocidos que no suelen tener buenas notas en el colegio. Sin embargo, la mayoría acusa al estudiante de no tener ganas o predisposición para estudiar en vez de averiguar la causa real. En el fracaso escolar son múltiples las aristas que entran en juego y es sumamente necesario identificar cuál es el causante para poder afrontar el problema correctamente y ayudarlos. Los padres juegan un papel principal ya que deben ofrecer un acompañamiento a sus hijos para que juntos puedan convertir el fracaso en éxito.
La depresión, la ansiedad, la falta de sueño, los trastornos de aprendizaje como la dislexia o incluso el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) y los problemas escolares, son algunos de los muchos factores que entran en juego a la hora del fracaso. Lo importante es detectarlos y a partir de allí con la ayuda de los profesores y de ser necesario con profesionales, se puede combatir. Mantener a los estudiantes motivados y el involucramiento de los padres son las dos claves para superarlo, según la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra.
Una detección temprana también ayuda a revertir el fracaso escolar, para ello es necesario actuar ante las primeras señales de alerta. Es importante crear en edades tempranas hábitos de estudios, como horarios específicos y lugares concretos del hogar para estudiar. Se deben evitar los gritos, riñas o palabras como “fracaso” y “éxito” para que el estudiante no las asimile. En todo el proceso es importante la autoestima del niño o adolescente por ende debemos motivarlos e incentivarlos, asegurándoles que podrán lograr los objetivos. Involucrarse con ellos y con su problema les dará el apoyo necesario para avanzar.