Por: Carolina Varela Castillo*
En días pasados, salía a la palestra pública el señor secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, a decirnos que para el 2014 ya no se iba aplicar la prueba Enlace, suponemos que los 14 millones de niños a los cuales iba dirigida dicha prueba, andarán de fiesta, pero ¿qué incidencia, tiene hacer o no hacer esta prueba, en la educación mexicana?, a ¿que nos tendremos que ceñir en los próximos años?
Recordando un poco, la prueba Enlace, era una evaluación objetiva, estandarizada, de aplicación masiva, cuyo fin principal era dar un diagnostico individual, evaluando las asignaturas de Español y Matemáticas básicamente, y en rotación: Formación Cívica y Ética, Geografía, Ciencias e Historia.
Era una herramienta base del sistema educativo nacional, que en resumidas cuentas, explicaba los avances o retrocesos en los procesos de planeación y toma de decisiones, en los cuales, iba inmersa la mejora de la calidad educativa, pues se tomaba en cuenta los resultados de años anteriores, y se hacían comparativas para posteriores cambios, o afianzar el sistema existente.
Desde su implementación en 2006, siempre hubo opiniones a favor y en contra, en la aplicación de la prueba, uno de sus efectos poco deseados consistía en la cantidad de horas, que los docentes, la escuela y los alumnos dedicaban a “prepararse”, para dicha evaluación.
Con la presión ejercida por algunos Estados, con el fin de obtener mejores resultados, se llegaba incluso a tener “ensayos de pre-Enlace”, dando paso a una competencia poco sana, debido a la deformación del proceso de enseñanza y en algunas ocasiones, abandonando el programa estudiantil.
Es innegable, que el proceso de aplicación de la prueba, al igual que su fin principal, se fue alterando al paso del tiempo, llegando incluso a representar dinero para algunos maestros la sola aprobación del examen, debido a que era una forma de publicitar a la escuela de acuerdo con el resultados obtenidos.
Sin lugar a duda, la prueba Enlace necesitaba una reforma para una aplicación adecuada, debido a que este tipo de evaluaciones arrojan información importante sobre el sistema educativo actual, dando paso a cambios que son necesarios y urgentes en la educación mexicana, la cual, en palabras del Secretario de Educación está caduca.
Con todo, aun cuando no medie ninguna irregularidad, la suspensión por un año de la prueba, y la decisión poco clara del INEE (Instituto Nacional de Evaluación para la Educación), de continuar con una nueva evaluación a partir del 2015, no se debió dar, debido a la falta de continuidad en la medición de la educación, lo más conveniente hubiera sido tener lista una prueba remplazo, con los lineamientos adecuados para su puesta en práctica, superando con creces la ya extinta prueba Enlace.
***Carolina Varela Castillo, es Investigadora del Departamento de Derecho de la Universidad de Salamanca y cuenta con Maestría en Derechos Humanos y Derecho Comunitario.
*Abogada por la Universidad Javeriana de Bogota y Especialista en Derecho Tributario y Fiscal, por la Universidad de los Andes.
*Es colaboradora del Portal Digital de la Revista Potosina de Educación, desde 2013.