Ciudad de México. Aunque de niña quería estudiar derecho para ayudar a las personas, fueron la saga cinematográfica de Star Trek: Viaje a las Estrellas– y la ciencia ficción espacial las que marcaron a Regina Apodaca Moreno el rumbo hacia el estudio de la física, y convertirse, en un futuro, en una ingeniero aeroespacial.
Hoy, la joven de 22 años, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), está de regreso en México, luego de una estancia de cuatro meses en Estados Unidos en la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estado (NASA, por sus siglas en inglés), donde participó en el diseño del prototipo de un helicóptero que volara sobre Marte, en una misión planeada para el año 2020.
Este podría ser el primer vehículo en despegar y aterrizar (amartizar) varias veces fuera de la Tierra, dice Regina, quien cursa actualmente el octavo semestre de la licenciatura en Física, con una tesis que versa precisamente sobre su proyecto desarrollado en el Centro de Investigación Ames de la NASA, en Silicon Valley, California.
Explica que la atmósfera de Marte es tan “delgada” –la presión de la atmósfera del planeta rojo solo representa el 1 por ciento de la presión terrestre– que hacer volar un helicóptero no es tan sencillo como en nuestro planeta, pero sí es posible.
Dice que una característica, entre muchas otras, es que el helicóptero marciano debe ser extraordinariamente ligero, también para no levantar la arena existente en ese planeta, y que pudiera afectar el movimiento de Mars rover, que es un vehículo motorizado que se desplaza por la superficie de Marte, y con el que el aparato volador haría pareja.
De acuerdo al proyecto de la NASA, el próximo Mars rover está programado para enviarse a Marte en el año 2020, y se prevé que esté equipado precisamente con un pequeño helicóptero –que operaría como un dron con cámara instalada–, que volaría por delante del rover, a fin de anticipar problemas u obstáculos en sus recorridos.
Además, señala en entrevista la estudiante universitaria, servirá para revisar puntos de interés y ayudar a los ingenieros en la Tierra a planificar las mejores rutas de exploración del vehículo motorizado.
Regina narra que su experiencia en la NASA, con el programa internacional de estudiantes internos que tiene la agencia, tardó año y medio en poder concretarse, pero dice que bien valió la pena, alentada siempre por varios de sus profesores en la Facultad de Ciencias.
Ya cada vez más cerca de graduarse, la estudiante universitaria adelanta sus planes de presentar solicitudes para cursar un posgrado en el extranjero, pues sí deseo es estudiar ingeniería aeroespacial o instrumentación astronómica.