Por Miguel Ángel Galván Ramírez.
Las dimensiones humanas son varias y muy complejas, hoy en día parece existir una gran confusión con lo motivacional, y es que en el campo de la educación todo aprendizaje exige de un esfuerzo y una delicada atención.
La sociedad está dejando de ofrecer a los niños, jóvenes y adultos “los mejores valores”; estamos sufriendo un síndrome “incentivista-extrínseco” es decir, los estímulos que hoy en día parecen mover al ser humano se caracteriza por la obtención de lo extrínseco, como un juguete, un celular, una tablet, una dejarle ir a una fiesta, dinero, una moto, un auto, etc.
Es claro que entre motivo y valor no existe diferencia alguna pues para cada sujeto o estudiante independientemente de su educación, motiva lo que vale, pero dejemos clara esta expresión.
En toda educación para desarrollar seres íntegros, se debe motivar, pues de lo contrario no se impulsará el esfuerzo requerido. En otras palabras entre más motivación se ejerce por parte del docente, más fácilmente se vencerá el esfuerzo requerido. Una educación motivada es una enseñanza y/o aprendizaje de valores, hacer ver al estudiante el valor que la educación tiene por si misma. Existe la necesidad de que en toda actividad escolar exista un esfuerzo por parte de los que aprenden.
Los problemas y quejas que aparecen en las aulas de muchos educadores, se centra en la mayoría de los casos en la falta de este recurso “la motivación” que es aplicable en sus clases. Se crea un campo de batalla de incomunicación, donde el profesor aun pretende dirigir el aprendizaje y los alumnos pareciera no quieren aprender. Para la docencia ya no es suficiente explicar la materia y exigir al alumno que memorice, los tiempos han cambiado, la información ya la tenemos al instante; es necesario despertar la atención del alumno, convencerle del valor del estudio y estimular su capacidad para conseguir metas y objetivos, porque motivar requiere que los estudiantes sientan la necesidad de aprender los valores que se ofrece en cada clase y materia; ésta necesidad exige de esfuerzo, que ha de hacer sentir ,como estímulo motivador al estudiante, quien se encuentra en vías de lograr la satisfacción de haber aprendido a hacer un trabajo bien hecho.
En base a la siguiente frase “Lo que hacemos en la vida, hace eco en la eternidad” la motivación fracasa si el esfuerzo de estudiar no encuentra eco en el alumno, que se consigue si los estímulos que promueve el docente van acorde con los intereses de los estudiantes.
Los docentes debemos estar conscientes de que el motivo es “interior”, “intrínseco”, se encuentra en lo íntimo de la persona y es lo que lo lleva a actuar, en el caso de la educación, lo lleva a querer aprender. Pero también los docentes tenemos “el incentivo”, que es lo contrario, está en el “exterior”, es “extrínseco”, satisface la necesidad de la persona-estudiante, es decir ,cuando se logra alcanzar el objetivo del esfuerzo. Es aquí donde radica otra importante razón del desempeño docente y el compromiso que se tiene al tener un grupo, al dedicarse a la docencia, a ser profesor y maestro, pues tus motivaciones serán enseñar a aprovechar el tiempo, a tener una actitud positiva hacia el trabajo, a desarrollar ciudadanos seguros de sí mismos, gente que quiera llegar más lejos con esfuerzo y constancia. Por eso los docentes deberán recuerdar hacer eco en sus estudiantes y su actitud ante el estudio.
Miguel Ángel Galván Ramírez ;
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Centro de México, aspirante a Maestro en Educación por la Universidad del Centro de México. Se ha desarrollado en el campo de la educación desde hace ya 10 años en diversas instituciones privadas de San Luis Potosí́ y Querétaro, con cargos directivos, administrativos y docentes. Ha trabajado el campo disciplinar de lenguaje y comunicación en distintos niveles de educación primaria, secundaria, media superior y superior. Actualmente es docente y miembro de la Academia de Lenguaje y Literatura en la Universidad del Valle de México.
“El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir,
sino en saber para que se vive.” FIODOR DOSTOYESVKI.