POR: FABIÁN GUTIÉRREZ ARAUJO
Cada vez es mas común ver a adolescentes fumando afuera de las secundarias y preparatorias, los estudiantes según lo señalan, lo hacen por que cada vez es más fácil comprar cigarros en la tienda de la esquina sin que se les pida identificación, por que sus papas también fuman, por entrar al circulo social con los amigos, o simplemente por saber que se siente.
Ante esta problemática, la maestra Daniela Vidal Noriega, responsable del Programa de Adicciones de la Secretaria de Salud estatal, indicó que de acuerdo con la Encuesta de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014, el 63.3 por ciento de los jóvenes de secundaria y bachillerato iniciaron el consumo de tabaco entre los 13 y 17 años.
El consumo de sustancias adictivas como el cigarro en los adolescentes, representa un riesgo en su salud, que atañe diferentes esferas familiares, sociales e individuales. La edad para el consumo de estas sustancias es temprana, y representa en el caso del cigarro, una puerta de entrada para el consumo de otras sustancias ilegales.
“Entender cómo se da la progresión desde que se le ofrece al individuo la oportunidad de uso, hasta que desarrolla la adicción es crucial para el diseño de programas de intervención para reducir la probabilidad de ocurrencia”.
Existen múltiples factores de riesgo que invitan a que los adolescentes busquen experimentar con sustancias adictivas, es muy importante la participación de los padres de familia estableciendo límites y reglas de educación y de salud, así como de la sociedad generando una percepción de riesgo mayor ante los daños que producen el consumo de drogas legales e ilegales.
La maestra Vidal Noriega, manifestó que muchos de los factores que se han asociado con el riesgo de usar drogas, como la supervisión de los padres o el género, pueden relacionarse con el uso de estas sustancias, solamente si los jóvenes tienen acceso a ellas.
En el estado se cuenta con siete Centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA), con infraestructura básica para ofrecer servicios ambulatorios y privilegiar la detección oportuna del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.
Los CAPAS ofrecen a la comunidad un modelo de intervención temprana, que contempla desde la prevención del consumo de sustancias psicoactivas y la promoción de la salud mental, hasta el tratamiento breve, de corte cognitivo conductual, cuyas intervenciones son gratuitas y abiertas a toda la población.
También se cuenta con una línea de orientación a la población en el tema de Adicciones en el número 018009112000.
Cabe señalar que hay fuertes antecedentes en México relacionados al consumo del cigarro en menores de edad, ya que en el año 2013 en Guanajuato, un niño de doce años fue agredido por siete alumnos de la escuela secundaria número Uno, de León, porque se negó a fumar, sufriendo lesiones internas lo que lo llevo un estado de coma. En ese entonces los directivos del colegio se lavaron las manos al argumentar que no recibieron ninguna queja por parte del menor.