Por: Redacción
El uso de los celulares en los planteles educativos no solo ha generado aversión de los alumnos hacia sus maestros, sino un conflicto al cual se le se le debe encontrar un punto medio.
En revista potosina tomamos diversos puntos de vista de maestros, alumnos y padres de familia.
Los maestros aducen que el uso de los teléfonos celulares, no solo debe de prohibirse en las aulas, sino que se les debe de conceder toda la autoridad posible no solo para sancionar a quien los utilice en el salón de clases, sino que se les faculte para quitárselos a los alumnos y si es posible aplicar castigos más rigurosos.
Por su parte los padres de familia, consideran como necesario que sus hijos lleven los teléfonos a la escuela, pues es una forma de saber si están bien, comunicarse con ellos en caso de necesidad, o bien que sus hijos les llamen, si los necesitan, punto de vista que no es compartido por la escuela.
Maestros y autoridades escolares ven el uso de los celulares en el aula, como una invasión a la practica de la educación, y no solo eso, lo consideran un riesgo, pues a través de él, los alumnos pueden acceder a pornografía o a música en horas de clase, que no está permitido y representa un riesgo para su educación.
Para los maestros los alumnos utilizan el teléfono como posición social, pero principalmente como un sistema de recreación que nada tiene que ver con el horario de clase, ni con el proyecto de estudio por lo que no se les debe prohibir llevarlo a la escuela, sino quitárselo a quien viole el reglamento.
Por su parte los alumnos consideran que dejar en casa el teléfono celular, no solo es una violación a sus derechos, sino que los aleja de los avances de la comunicación, como el compartir música fotos, mandar mensajes con las personas que están en su primer circulo familiar y social, por lo que consideran perjudicial que se les quite y más en clases.
“Si hay quienes llevan computadoras o laptops a la escuela, porque un teléfono no”, se preguntan los jóvenes, lo cierto es que se requiere reglamentar de manera urgente si se debe autorizar que los alumnos los lleven a la escuela, si se puede incorporar al proceso de enseñanza-aprendizaje, o si resultan un obstáculo para que los niños aprendan.