Por: Juliet E. Clark (Cienfuegos, Cuba)
Licenciada en Psicología.
He leído en tantos blogs y redes sociales sobre lo mismo que sin dudas mis cuestionamientos se han ido incrementando cada vez más. Cuando uno entra a una red social, puede observar la innumerable cantidad de citas humanistas y de superación personal que expresa la mayoría, frases que incitan a tomar la vida por asalto, dejar la monotonía y hacer todo aquello que realmente queremos hacer, a veces sin importar el esfuerzo o los medios para lograrlo ¿Acaso alguien se ha puesto analizar las bases conformistas de esas expresiones?
Si lo vemos desde un punto de vista psicológico y sumamente realista, la mayoría de los que escriben esas frases solo están proyectándose en otros, proyectando esos deseos reprimidos de salir a comerse el mundo y hacer cosas inusitadas, pero no lo hacen porque es muy cómodo estar en su zona de confort. Luego, cuando otras personas se deciden a actuar y van por todo aquello que quieren, entonces lo ven como algo malo y les recriminan sus decisiones ¿Dónde queda la congruencia de esas ideas que con tanta reiteración expresan?
Estamos acostumbrados a ponernos barreras para lograr alcanzar todo lo que deseamos. Es parte del legado actual la imposición del miedo constante a intentar y a fallar, total, si es más fácil que falle otro a fallar uno mismo, lo cual es un vil conformismo. Es como ir a un hipódromo y apostar por el caballo más fuerte y que nosotros creemos es el más capaz para ganar. Apostamos ahí, sentados y a la sombra, pero nadie se atreve a ser ese jinete, que tuvo la osadía y valentía de hacer ganar al pobre animal.
Es muy lindo ser soñador y dar ánimo a otros con las ideas que creemos puedan motivar, en un mundo tan convulso y falto de toda humanidad, pero es aún más hermoso llevarlo a la práctica, hacerlo palpable. Las ideas podrán decir cuánto deseemos, pero si no lo experimentamos en carne propia, es como estar muerto en vida.
Yo asemejo esas frases al sentimiento de estar ajenos al mundo, es como querer nadar contracorriente pero no hacerlo sólo porque la mayoría nada hacia el mismo sentido y no queremos hacer la diferencia. No podemos ser objetos de nuestra propia historia, nacimos siendo sujetos de ésta. Estar vivos no sólo es respirar, también implica atreverse y construir. Somos la suma de todas nuestras acciones, no la suma de todos nuestros miedos y fracasos.
Si cada vez que vemos a ese uno en un millón que se atrevió a cambiar su vida y en aras de criticarlo, tomáramos la misma decisión, el mundo sería un mejor lugar. Si desean expresar frases motivacionales sería primicia ver lo que se han atrevido hacer en sus propias vidas, mediten antes de criticar a ése individuo que tal vez toda la vida fracasó, pero lo hizo intentándolo con todas sus fuerzas y también por ése otro que lo intentó y descubrió, que detrás de todo eso, se esconde la verdadera felicidad. Corran riesgos, no hay razón para afanarse en el ideal, cuando somos objetos reales de nuestra propia existencia.