Imagina caminar por el borde de un volcán activo o ver las antiguas ruinas romanas cobrar vida ante tus ojos. En estos días ya no hace falta imaginar.
Una serie de compañías dedicadas a la tecnología educativa (EdTech) están utilizando la realidad virtual para llevar al aula experiencias vívidas como estas, y los partidarios subrayan la capacidad de la tecnología para inspirar y captar la atención de las mentes jóvenes.
«A los niños les encanta participar en las lecciones con realidad virtual. En un minuto están aprendiendo sobre la historia romana, y al siguiente, son transportados a la antigua Roma y están explorando el Coliseo», dijo Guido Kovalskys, director ejecutivo y cofundador de la compañía estadounidense Nearpod, especializada en el campo de la tecnología educativa.
Según las cifras de Nearpod, más de 6 millones de estudiantes en Estados Unidos y en otras partes han experimentado sus lecciones basadas en realidad virtual, como excursiones virtuales, después de que comenzara a ofrecer el servicio hace dos años.
«Vemos una correlación directa entre el uso de la realidad virtual y el aumento de la participación de los estudiantes. Una mayor participación mejora los resultados del aprendizaje», dijo Kovalskys.
Pero dado que el acceso a ese contenido es aún limitado, ¿hasta qué punto podría generalizarse la tecnología y cómo podría reconfigurar la manera en que se enseñan las lecciones?
Complementar, no reemplazar
Jeremy Bailenson, profesor de comunicaciones en la Universidad de Stanford y director fundador del Laboratorio de Interacción Virtual Humana de Stanford, ha estado estudiando la realidad virtual desde fines de los años noventa.
Él cree que la realidad virtual debe complementar el aprendizaje en el aula, no sustituirlo: «Se trata de usar la realidad virtual para reestructurar y enmarcar el otro trabajo que se está realizando en el aula convencional. Se trata de alejarse de las cosas mundanas y experimentar algo”.
«Aprender a conjugar verbos, por ejemplo, no sería darle el mejor uso a la realidad virtual. Para eso sirve muy bien un pizarrón. Hacer algo que requiere que mires pero no te muevas, no justifica el uso de la realidad virtual».
En su último libro, Experience on Demand, Bailenson explica que la realidad virtual tiene el potencial de democratizar la educación al ofrecer oportunidades de viajar y aprender a aquellos que de otra manera no podrían acceder a ello.
«Puedes tomar experiencias del mundo real y recrearlas en un entorno de realidad virtual»,