Roberto Gutiérrez
Ahora todos quieren sacrificar a los maestros. Son la culpa de nuestros males alegan y con el dato de que hay más o menos 70,000 de ellos según el Censo del INEGE, ordenado por la SEP, que no están trabajando frente a grupo, la censura al trabajo docente está al rojo vivo.
A esto hay que hacer algunas consideraciones. Efectivamente cobrar sin trabajar es un delito, sin embargo la SEP no aclara si los que no van a dar clases, son aviadores, ayudantes de políticos, secretarios particulares de funcionarios o militan en un partido político.
O bien ¿están en ayuntamientos o en gobiernos estatales?, que lamentablemente son los que toleran o solapan estas irregularidades.
Las cifras que dio a conocer la SEP, son la realidad de la educación pública en cada uno de los estados de la República, es la educación que pagamos todos con nuestros impuestos y a la que se destina uno de los presupuestos más altos del mundo, entre países con la misma proporción del nuestro.
¿Que viene? Esto es lo interesante del asunto, si la SEP tiene esa información, aunque debemos decir que incompleta, pues faltaron de censar a los maestros de los estados Chiapas, Oaxaca y Michoacán, en los que las organizaciones de docentes son verdaderos feudos de poder.
¿Dejará de pagar a los maestros disidentes de esos estados que no aparecen en el Censo del INEGI, o solo lo hará con los 70,000 que dicen está comprobado no están frente a grupo?
El problema del magisterio en México es una consecuencia de la utilización de los trabajadores de la educación como botín político, que el propio sistema ha hecho de ellos. Los convoca a militar en los partidos políticos y en vez de convidarlos a desarrollar más eficientes de educación, los politiza.
Muchos maestros cuestionan la Reforma Educativa, tanto en las zonas urbanas como en las escuelas más modestas del país y tienen razón, pues no se consensuo con ellos el futuro de la educación y piden que haya primero óptimas condiciones de trabajo.
Se habla de los maestros, dicen, pero no se habla con ellos. Lo que ocurrirá con esas cifras que dio a conocer la SEP, en la que aparecen 70,000 maestros que no desempeñan su trabajo, apenas está por venir, pero una cosa es cierta, no son docentes.
Los verdaderos maestros están en las aulas. No son prófugos del gis y ahora tocará actuar a la SEP, aplicar la ley, pero esta no deberá ser discrecional, ni para favorecer amigos o recomendados.
La Reforma establece un plazo para que la Federación reasuma el control de la nómina del sistema educativo nacional y todos esperan que no sea utilizada como un método de control del magisterio, con fines políticos, ni tampoco para favorecer a corrientes magisteriales como lo ha hecho el sistema desde años atrás.